sábado, 7 de febrero de 2009
una tacita de te
eran las cinco de la tarde y como cualquier dia,
del estante polvoriento de su cocina la señora brian cogio su tacita para el te de las 5, era el ritual de cada tarde,
su tecito en su tacita de porcelana china y su cucharita de plata,
cual fue su sorpresa al encontrarse en el interior de dicha tacita a unas haditas risueñas las cuales jugaban y se afanaban para subir a la tacita dorada de porcelana,
soprendida su dueña alzo la mirada,
perpleja se quedo al ver tal escena,
dos haditas pequeñas y risueñas jugaban a sus juegos en el interior de su tacita,
menos mal que el te no hervia,
atuendos de princesas blancos etereos de noblezas cual antaño llevan puesto como vestimenta,
sus cabellos largos y alas de platino que batian asustadas,
dijo la señora brian de mi no habeis de temer haditas de luz y del saber,
pues conmigo el te tomareis,
invitadas pues soys,
una sonrisa salio de sus comisura de sus pequeños labios y asintieron con sus cabecitas diciendo si,
y este es el encuentro entre la señora brian y sus haditas aladas.
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